El espectro de Brocken
“Entre los fenómenos naturales que se ofrecen a nuestras miradas sin causarnos asombro ni llamarnos la atención, observase a veces algunos que tienen todos los caracteres de una intervención sobrenatural. Los mismos nombres que han recibido prueban el terror que inspiraron y, aún hoy día, después de haberlos despojado la ciencia de su origen maravilloso, y de haber explicado las causas de su formación, han conservado una parte de su importancia primitiva, admitiéndolos el sabio con tanto interés como cuando se veían en ellos los resultados inmediatos del poder divino”
De este modo, Camille Flammarion (nuevamente, admito ser su fan), nos conduce a la explicación de este fenómeno óptico tan particular, conocido también como “espectro de montaña”. Se trata de la sombra grande y desproporcionada de un observador, proyectada en el aire sobre cualquier tipo de nube o niebla opuesta a la luz del sol. Además, si la nube consiste en gotas de agua que retrodispersan la luz del sol (es decir, que la trayectoria del haz incidente coincide con la del haz reflejado), se puede ver un área brillante llamada “Heiligenschein” y anillos de luz similares al arcoíris llamados “Gloria” alrededor de la cabeza o la silueta de la apariencia del espectro.
El fenómeno puede aparecer en cualquier ladera de montaña brumosa, con bancos de nubes o puede ser visto desde un avión. Sin embargo, fue observado y descrito en primera instancia en 1780 por Johann Silberschlag, un teólogo luterano y filósofo natural alemán, quien desde su libro “Geogonía” intentó conciliar la teología con la ciencia, mientras realizaba algunas observaciones en el Brocken. El Brocken o Blocksberg es el monte más alto (1142 m s. n. m.) de la Sierra del Harz en Alemania, siendo además el pico más alto del norte de ese país. A pesar de que su altitud está por debajo de las dimensiones alpinas, su microclima es característico de las montañas de 2000 m de altura, estando cubierto de nieve desde principios de otoño hasta casi el final de la primavera y con niebla cerca de 300 días al año.
Casualmente (o causalmente) esta montaña siempre ha jugado un papel importante en las leyendas locales. En la época antigua, los sajones ofrecían sacrificios de animales y humanos a su dios supremo, Odín, en los bloques de piedra cercanos a la cumbre. Quizás la historia más conocida es la de la Noche de Walpurgis (30 de abril al 1 de mayo), una fiesta donde se conmemoraba la llegada de la Reina de Mayo (May Queen), personificación del paso de la tristeza invernal a la alegría primaveral. Esta celebración estaba muy arraigada en dicha zona de Alemania y venía acompañada de distintos rituales de fertilidad, que en la Edad Media y Moderna, no entraban en los cánones de la Iglesia. Por tal razón, se comenzó a correr el rumor de que esa festividad estaba directamente relacionada con reuniones de brujas que encendían hogueras para adorar al mismísimo Diablo. Y el sitio donde se reunían las brujas sería el monte Brocken, lugar que había sido punto de celebración de cultos paganos desde la Prehistoria.
Pronto empezó a decirse que las brujas de todas partes del Sacro Imperio Germánico, a lomos de sus escobas voladoras, aterrizaban en el Brocken bajo la luna del primer día de mayo con el objetivo de bailar frente al fuego con el Diablo. Los pueblos aledaños de la sierra de Harz comenzaron a poner en sus puertas todo tipo de hierbas y a proteger con sal sus cobertizos, presas del pánico, para ahuyentarlas. Luego de las desastrosas consecuencias que ya conocemos de “la caza de brujas”, se decidió por cristianizar el primer día de mayo con la advocación de Santa Walpurga, patrona de las campesinas y protectora contra la magia, cambiando la simbología de la festividad: si bien antes se consideraba la forma de invocación al Diablo por las brujas, ahora se encendían las hogueras para espantarlas. Desde aquel momento, la fiesta comenzó a ser conocida como “Noche de Walpurgis” (Walpurgisnacht) , con el intento de encubrir la vieja creencia popular de aquelarres en aquella noche de la llegada de la mítica May Queen.
Quizás esto haya sido de inspiración para Goethe y su libro Fausto, dónde las brujas exclaman “ya que es verde el grano y amarillo el rastrojo, trepemos todas el Brocken, y allí reunidas, circuiremos el trono de Urian, situado en la más alta de sus cimas”, siendo Urian el nombre con el que la tradición germana designa en algunas ocasiones al Diablo.
Debido a sus condiciones meteorológicas tan particulares, siempre ha sido una cumbre con intereses científicos. Desde 1820 comienzan a tomarse mediciones meteorológicas en la cima del Brocken, pero recién se inaugura una estación oficial el 1 de octubre de 1895. Los bombardeos al final de la Segunda Guerra Mundial dañaron parte de su estructura y provocaron una interrupción en las mediciones, que pudieron reanudarse en 1947. El 16 de marzo de 2010, la estación meteorológica de Brocken fue designada como estación de referencia climática por el Servicio Meteorológico Alemán por garantizar un seguimiento del clima ininterrumpido. Sin embargo, desde el 2021 pasó a funcionar de forma totalmente automática. La justificación dada por las fuentes oficiales ha sido que “la importancia de las mediciones terrestres para el pronóstico del tiempo había disminuido considerablemente”, para disgusto de los meteorólogos locales, quienes criticaron esta decisión por la poca confiabilidad del dispositivo automático para ciertas mediciones.
Quien sabe, tal vez firmaron un contrato con el espectro de la montaña para que realice las observaciones, como forma de pago por permanecer tantos años en su cima, y cada vez que se aprecia este fenómeno, es una imagen del mismo realizando su trabajo.
Nadie cree en las brujas, pero “que las hay, las hay”.
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