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Electro-fungus

Paula

Actualizado: 6 dic 2024

La caída de rayos y su impacto en el crecimiento de los hongos.

 

“Si quieres entender el universo, piensa en energía, frecuencia y vibración”, dijo Nicola Tesla.


PH: @the.alpenglow

Y, al parecer, el investigador Koichi Takaki recordó esta afirmación para estudiar la relación entre los hongos y los rayos.


Admito que para escribir este texto no he comido ninguna seta alucinógena ni he tenido una maratón de la serie de dibujos animados de mi niñez, “Los Pitufos”.


Pero si puedo asegurar que, luego de las fuertes lluvias y tormentas con intensa actividad eléctrica de las últimas semanas en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, comenzaron a aparecer una cantidad interesante y variada de hongos del tipo setas por parques, plazas y en la Reserva Ecológica Costanera Sur, cuyas fotos son las que acompañan este artículo. 


Seta en Parque Lezama. C.A.B.A. PH: @the.alpenglow

Desde la antigüedad, los hongos generan sentimientos encontrados de miedo, respeto y admiración debido a su espontáneo crecimiento en los lugares más inesperados. En Egipto se los consideraban 'alimento de los dioses' y se creía que aportaban la inmortalidad a quienes los consumían. Romanos y griegos heredaron esta creencia y las usaron como alimento de las tropas, pues creían que les dotaban de fuerza sobrehumana. Plinio el Viejo los denominaba "manjar de los dioses".


En la Edad Media, se interpretaban los círculos de setas en los claros de los bosques como lugares de reunión de seres mágicos, donde brujas, duendes y hadas danzaban a la luz de la Luna. Todavía en la actualidad se las conocen a estas formaciones como ‘anillos de brujas’ o ‘anillos de hadas’. 


Circulo de hongos en la Reserva Ecológica Costanera Sur. PH: @the.alpenglow

En el siglo XIII, San Alberto Magno llegó a afirmar que las setas eran "exhalaciones de la tierra, frágiles y perecederas". Algunos pueblos de América como los aztecas, también atribuían a las setas orígenes divinos, empleándolas en rituales religiosos. Su consumo curaba a los enfermos, permitía hallar objetos o personas perdidas, dotaba de fuerza sobrenatural y ejercía como nexo de comunicación entre los dioses y el ser humano.


Por parte de los rayos, se sabe desde hace mucho tiempo que la electricidad atmosférica estimula el crecimiento de los seres vivos. Aquí aparece el mito o la frase de campo que dice que “allá donde el rayo descarga toda su furia, al día siguiente surgen setas”.


Seta en la Reserva Ecológica Costanera Sur. PH:@the.alpenglow

Este refrán es conocido principalmente por los agricultores japoneses, que siempre esperan con satisfacción las nubes de tormenta que se acumulan en el cielo, sabiendo que pronto sus cosechas de setas se incrementarán.

Quizás, además de la humedad reinante, esto es lo que haya provocado la aparición de tantos hongos aquí en la Capital.


El investigador Koichi Takaki y sus colegas, de la Universidad de Iwate de Japón, demostraron por qué las tormentas eléctricas  influyen indirectamente en el crecimiento de los hongos ubicados a kilómetros de distancia de la caída de los rayos. Su estudio está centrado principalmente en los lechos de cultivo de hongos shiitake que son populares en muchas cocinas del este de Asia.

 

Hongo en un madera en Bernal, Buenos Aires. PH: @the.alpenglow

El cultivo de las setas shiitake suele ser un proceso que dura un año. En primer lugar, hay que cultivar las hifas (filamentos vegetativos de cultivo del hongo) en troncos de madera dura. A continuación, los agricultores sumergen los troncos en agua durante uno o dos días, y luego los golpean con una máquina. Esto hace que el hongo entre en su fase reproductiva y produzca los sabrosos shiitake.


En los estudios de Takaki, se hizo pasar una corriente continua por el tronco del shiitake, lo que en pocos días provocó un aumento del rendimiento. Sin duda era mucho más rápido que golpear el tronco con un robot durante meses.  Sin embargo, quedaba pendiente la duda de cómo un impacto de una descarga eléctrica en el suelo y a gran distancia, afectaba indirectamente la producción de este cultivo.

Hongo en la huerta. Bernal, Buenos Aires. PH: @the.alpenglow

Takaki planteó la hipótesis de que no era puramente electricidad de alto voltaje la que estimulaba el crecimiento de los hongos, sino que debían desencadenarse otros fenómenos físicos y extenderse al entorno circundante.  "La gran corriente procedente de un rayo hace que la temperatura aumente rápidamente hasta unos 10.000 °C", explica Takaki. “Este veloz incremento de temperatura aumenta rápidamente el volumen de aire produciendo una onda de choque que se propaga y luego vibra dentro del tronco donde se encuentran las hifas. Esto las mueve,  rompiendo las hebras y estimulando la formación del cuerpo fructífero”.



Reserva Ecológica Costanera Sur. PH:@the.alpenglow

Los investigadores están trabajando para adaptar sus equipos y su implementación en la industria de la fungicultura.  "Estamos intentando desarrollar una máquina barata y compacta para que mucha gente, no sólo en Japón, sino también en Tailandia, India y Nepal, pueda utilizar nuestra tecnología", dijo Takaki.

 

 

De este modo, las investigaciones actuales nos siguen demostrando la veracidad del conocimiento antiguo y la fidelidad de los refranes populares.


Quizás, algún día no muy lejano, comiencen a aparecer en las grandes revistas científicas, la demostración de la relación entre este plano, la atmósfera y la divinidad... como lo pensaban, vivían y experimentaban nuestros antepasados.


Quien sabe...

 

 

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