Ese útil (y a veces molesto) objeto de poder.
¿Cuántas veces se han olvidado de llevar el paraguas un día en el que estaba anunciado lluvia? ¿Cuántas veces se lo han olvidado en el trabajo o en algún transporte público cuando cesó la precipitación?
Venerado cuando hay mal tiempo. Incómodo cuando debe cargarse de un lado para el otro.
Práctico o incómodo. Conveniente o fastidioso. Pero ¿elemento de poder?
Si, de poder.
Los primeros paraguas o “parasol” aparecen en algunos objetos de arte del Antiguo Egipto, hace más de 2000 años atrás. Se lo usaba como protección del sol, pero además para resaltar la importancia sobre los líderes o dioses.
Simbolizaba la protección de un poder superior que se extendía por encima, alrededor del dios al cual se lo colocaba. También en oriente medio existen registros arqueológicos dónde se aprecian a asistentes sosteniendo una sombrilla sobre la cabeza de los líderes del momento.
En India se denomina “chatra” al quitasol, siendo uno de los ocho símbolos/signos auspiciosos del Asta Mangala, de gran importancia para el Hinduismo, Jainismo y Budismo. Representa la protección que otorga el conocimiento del dharma contra el dolor y el sufrimiento. A su vez, es una protección para las cosas malas que pueden venir del cielo. También, es una marca de respeto. Varias deidades hindúes, como Revanta, Surya y Visnu, están representadas con un chatra. En la iconografía Dharmica, el chatra representa el Sahasrara, el chacra corona.
El “paraguas real de nueve niveles" es considerado como la insignia real más antigua y sagrada de Tailandia. Este paraguas simboliza la protección espiritual y física que el rey puede brindar a sus súbditos. Los múltiples niveles simbolizan la acumulación de honor y mérito que puede poseer el rey.
Según la tradición China, la inspiración para la creación de los paraguas, han sido las pancartas y estandartes ondeando en el viento, por lo cual se lo han asociado a los altos rangos de la sociedad. El libro de ceremonias Chinas, de más de 2500 años de antigüedad, ordena cómo deben construirse y colocarse los paraguas sobre los coches imperiales.
Los griegos no se han quedado atrás: existen pinturas en cerámicas que datan del 1500 A. C. donde se pueden ver figuras usando este elemento.
Ya en el siglo 5 A. C., el “Skeiadion” era usual para las damas de la época. Estos paraguas ya podían abrirse y cerrarse. Como símbolo religioso, en el festival de Skira las sacerdotisas de la diosa Atenea llevaban una sombrilla blanca en la procesión que se iniciaba en la Acrópolis.
Pero el uso religioso del Paraguas no queda relegado para las culturas antiguas.
En el catolicismo, se conoce al “umbraculum” (en italiano: ombrellone) como el paraguas rojo y dorado, símbolo de la Iglesia Católica y la autoridad del Papa sobre la misma. Alguna vez, se la ha utilizado a diario para proporcionarle sombra. Se encuentra en la Iglesia contemporánea en todas las basílicas del mundo, colocadas de manera prominente a la derecha de sus altares principales. Siempre que el Papa visita una basílica, se abre su umbráculo.
En varias iglesias ortodoxas orientales, los paraguas se utilizan litúrgicamente para honrar a una persona (como un obispo) o a un objeto sagrado.
Desde el punto de vista comercial y no sagrado, hay de varios modelos, tamaños, telas, diseños… hasta tiene su día propio, “The Umbrella Day”, fijado el 10 de febrero en varios países anglosajones.
Ahora ya lo sabes: la próxima vez que decidas llevar el paraguas, puedes ver si lo quieres usar para protegerte de la lluvia, el sol o de las cosas malas que puedan venir del cielo.
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