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La naturaleza dejando marcas en la piel

Paula

Actualizado: 6 dic 2024


La Keraunografia, el rayo fotógrafo


“Nada, absolutamente nada de cuanto puede inventar el ingenio del hombre es capaz de rivalizar con los inconcebibles contrastes y combinaciones mágicas del rayo”, indica Camille Flammarion en el capítulo dedicado a los “Estragos y fechorías del rayo”, de su libro La Atmósfera.


Descarga en el caribe. Fuente: https://www.santiagoborja.com/

Y menuda fechoría será la del rayo que no mata, pero que deja su tatuaje natural en las pieles de aquellos cuyos cuerpos han sido atravesados por los mismos.


Cada año se registran 16.000.000 de tormentas con rayos, que caen en tierra unas 75 veces por segundo, matando a cientos de personas. Aunque solo alrededor del 10% de los golpes son fatales, la mayoría resultan en daños físicos o psicológicos.


Dentro de los daños físicos, encontramos los relacionados a la keraunografía o keranografía, que es como se decidió llamar a las figuras impresas por un rayo sobre un cuerpo o un material.


Figura de Lichtenberg luego del impacto de un rayo. Fuente: https://fadeawaylaser.com/a-beautiful-body-modification-made-by-nature/

Las primeras historias relacionadas a tales impresiones provienen de los años 1300 y 1600. Algunas afirman que monedas o piezas de collares, al ser alcanzadas por un rayo, impactaban sobre la piel de alguna persona, dejando una quemadura distintiva. Otra anécdota cuenta que un marinero herido por el impacto de un rayo, recibió sobre su pecho la fotografía del número 44 que estaba sujeto a uno de los aparejos del barco. Una dama italiana, sentada cerca de una ventana durante una tempestad, afirmó tener de repente el “tatuaje” de una flor perfectamente impreso en su pierna, como complemento de una conmoción luego de una descarga cercana, la cual no se le borró jamás.


En 1596, durante una misa en la Catedral de Wells, Somerset, un rayo impactó sobre el edificio y arrojó al suelo a los miembros de la congregación. Al recuperar sus sentidos, se encontraron que, aquellos que estaban en el servicio divino, llevaban impresos en sus cuerpos las marcas de una cruz, algunas en el pecho y otras en el hombro, la espalda y otras partes.


Figura de Lichtenberg en un campo de golf luego del impacto de un rayo. Fuente: https://www.are.na/block/

Algunos investigadores comenzaron a pensar que la sal contenida en la sangre humana, al estar bajo una “influencia eléctrica”, marcaban dichas imágenes en la piel, similar a como ocurría con las sales que fijaban una imagen en una placa, en los albores de la fotografía. Sin embargo, esto no explicaba los casos en el que las imágenes aparecían impresas en hojas secas, en la ropa o en el suelo luego del impacto eléctrico.


Con el pasar de los años, estas historias de figuras impresas generadas por los rayos terminaron formando parte del anecdotario en el folclore popular.


En la actualidad, aun no se han explicado completamente todos los comportamientos de los rayos. Es evidente que los mismos dejan sus huellas en la piel a través de quemaduras que pueden dejar alguna forma aleatoria como de nubes, marcas de nacimiento, manchas similares a las de tinta, entre otras.


El brazo de Winston Kemp luego del impacto del rayo. Fuente: https://geardiary.com/2011/06/17/meet-winston-kemp-lightning-strike-survivor-and-lichtenberg-figure-owner/

Sin embargo, a menudo deja marcas parecidas a ramificaciones y arborescencias conocidas como figuras de Lichtenberg. Las mismas son rojizas, con patrones en forma de helecho, y pueden persistir por horas o días. Tienden a ocurrir en los brazos, la espalda, el cuello, el pecho o los hombros de las víctimas que han recibido el impacto. A veces se las conoce como flores del rayo o árboles del rayo, y se piensa que son causadas por la ruptura de los vasos capilares debajo de la piel, producidas por el pasaje de la elevada corriente eléctrica de la descarga.


En una nota relativamente reciente se conoció el caso de Winston Kemp, quien obtuvo su “tatuaje natural” durante una tormenta de primavera, cuando salió a salvar sus calabazas. En palabras del damnificado, vio algo brillante y escuchó un golpe fuerte en el patio de su vecino, pero en ese momento no sintió nada extraño. Kemp comentó que no tuvo dolor alguno al momento del hecho; pero, unas horas más tarde, comenzó a sentir en su brazo mucho dolor. Grandes ampollas comenzaron a formarse en su piel al día siguiente, tomando una forma ramificada.


Anecdotario o caso real, sobrevivir al impacto de un rayo para luego contarlo, es una aventura en sí misma. Y llevar ese recuerdo en forma de tatuaje, “firmado y sellado con sangre” (como dicen los Dropkick Murphys en su canción Rose Tattoo ), es el souvenir que te da la naturaleza como recordatorio de una segunda oportunidad en la vida.




 

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