Ejemplos de Meteoropatía eólica
“Con viento norte no hay hombre bueno, ni mujer amable, ni caballo manso, ni víbora que no muerda”.
¿Acaso no les ocurre que ciertos días se sienten abrumados, pesados, extraños, malhumorados y que, al compartir dichos malestares con colegas, familiares o vecinos, ellos también se sienten del mismo modo? ¿Pensaron, posiblemente, que la causa de aquellos malestares pueda ser originada por el viento, entre otros fenómenos meteorológicos?
Hipócrates, considerado padre la medicina, ya asociaba las variaciones del tiempo con algunas enfermedades y sintomatologías. Escribía que “El viento “Austro”, de componente sur, cálido, pesado y húmedo, “entorpece los oídos, oscurece la vista, carga la cabeza y deja el cuerpo lánguido y perezoso”.
Durante el último siglo se están constatando empíricamente aquellas frases de campo y refranes populares, como la que inicia este artículo. Tal es así que ahora se conoce a la meteoropatología o biometeorología médica como la ciencia que se encarga de estudiar los efectos nocivos sobre la salud humana, provocados por las variaciones en las variables y fenómenos meteorológicos.
Según el excelente artículo y resumen de Juan Carlos Molina García, “Viento y salud mental”, los llamados “vientos de las brujas” o “vientos locos” soplan en muchos lugares del planeta, produciendo efectos nocivos similares. Algunos de los más famosos son el “Santa Ana”, que cuando sopla seco y tórrido por las montañas costeras del Sur de California, produce un notable aumento de los delitos criminales, brotes violentos y suicidios. Los “Bitter Winds”, que soplan desde Arizona del Norte hasta México, mencionados por la tradición local como causantes de trastornos mentales a personas sensibles a la “enfermedad del viento”. El “Mistral” en el Sur de Francia, el “Siroco” en Italia y en las Islas Canarias o el “Simún” en el Norte de África causan trastornos parecidos.
En la zona centro- norte Argentina, cuando sopla el viento del sector norte suele bautizarse como “el viento de los locos”, caracterizado por ser cálido, húmedo y arrachado, generando en aquellas personas "meteorosensibles" malestares como insomnio, sensación de agotamiento, depresión, cefaleas y actitudes agresivas y/o violentas.
Uno de los vientos más estudiados por generar trastornos físicos y patológicos mentales es el clásico viento de montaña “Foehn” de Suiza, presente en otras áreas del mundo con distinto nombre; “Chinook” de las Montañas Rocosas de América del Norte; "Ljuka" en la ex Yugoslavia; “Austru” en Rumanía; “Halny wiatr” en Polonia, “Meltemia Etesiae” en Grecia; "Sharav" en Israel; “Canterbury Northwester” en los Alpes neozelandeses; “Puelche” en los Andes y “Zonda” en Argentina.
Este fenómeno aparece cuando una masa de aire húmeda y fría “choca” con una cordillera, produciendo precipitaciones en la ladera de barlovento. Posteriormente, cuando esta masa desciende por las laderas de sotavento, se convierte en una masa de aire seco y comprimido, produciendo una fuerte evaporación y disipación de las nubes. Este viento recalentado y deshidratado, desciende hacia el fondo de los valles provocando una elevación brusca de la temperatura de más de diez grados en pocas horas y una caída abrupta de la humedad del ambiente, acompañada de ráfagas intensas.
Siguiendo con la explicación dada por Molina, aparece evidente y contrastado por multitud de estudios realizados, que el Foehn, así como el resto de los vientos cálidos y resecos, pueden agravar o aumentar localmente diversos trastornos psicológicos. Entre ellos, destaca los trastornos depresivos, estados de ansiedad e inquietud, síndrome de agitación psicomotriz, irritabilidad, jaquecas, disminución de la atención, excitación nerviosa y muy especialmente el aumento de la agresividad. El fenómeno es de tal importancia, que en algunos países como Suiza, el efecto Foehn se considera atenuante por la legislación penal en el caso de la comisión de determinados delitos. Esto no es nada nuevo, ya que en la antigüedad, los tribunales de algunos países de Medio Oriente admitían circunstancia atenuante en crímenes y agresiones cometidos cuando soplaba el viento sur Hamsin.
Retornando a Argentina, hace pocos años se realizó una investigación titulada "Influencia del viento Zonda en las enfermedades cardiovasculares" , dónde se comprueba que ante la presencia de viento Zonda aumentan las admisiones en los hospitales tanto por hipertensión como por eventos cardiovasculares, como infartos, anginas inestables e insuficiencia cardíaca. Sin embargo, si bien se asume que podría favorecer a la aparición de cuadros psiquiátricos, ese aspecto aún está en estudio.
Pero…¿cómo es que afecta el viento al ser humano?
La gran mayoría de las investigaciones asociadas a las meteoropatías coinciden que la causa es la energía: el cuerpo humano es sensible a toda actividad electromagnética del entorno y cuando el aire tiene una carga excesiva de iones positivos, generados por las variaciones bruscas de las variables meteorológicas mencionadas, adquiere efectos perturbadores que afectan a la salud y al estado anímico de la población.
Hace algunos años, en una charla informal, una persona me preguntó cuál era mi profesión. Al contestarle, la misma quedó en pausa, perpleja, pensando… para luego romper el silencio diciendo: “qué difícil debe ser pronosticar en meteorología sabiendo que todo es energía”. Y así es.
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