Hace unas semanas observaba las nubes del atardecer y este era el cuadro animado que contemplaba por la ventana...
Veía, por un lado, nubes bajas que venían del noreste. Por otro lado, nubes medias desde el noroeste. Un poco más arriba, los cirrus se movilizaban hacia el este raudamente. Unas nubes estaban más estratificadas, otras se encontraban con mediano desarrollo vertical. En el horizonte algunos cúmulos aprovechaban para crecer vigorosamente. Algunos llegaban a transformarse en cumulusnimbus, desvaneciéndose para luego dejar paso a otras colegas. Unas tenían tonalidades grisáceas, otras blancos brillantes. Un juego de sombras y luces acompañaban el espectáculo.
A simple vista, parecía que el cielo estaba indeciso. Un despelote, coloquialmente hablando.
Un caos. Pero un caos perfecto.
Reflexionaba en ese momento, volviendo un poco a mi post anterior, que se necesita de un núcleo de condensación y de vapor de agua para poder formar una gota de nube... una sola gota de nube. Además, que se necesita de cierta cantidad de energía para que esa unión sea factible. Que se precisa que ese núcleo sea el adecuado para que se produzca la mejor unión posible. Que hacen falta millones de esas gotas para formar una nube...
Y que se requieren muchísimas más gotas y fuerza necesaria para que se transformen en una gota de lluvia. Del mismo modo, esa gota necesita alcanzar el peso necesario para empezar su caída. Además de que en esa caída puede evaporarse, generando más vapor de agua en el ambiente. Ni hablar si esa gota en vez de caer, es elevada a más altura, alcanzando temperaturas inferiores, formándose hielo, liberando energía en su transformación…
Una danza de procesos donde todo es perfecto. Como piezas de un dominó que van cayendo una detrás de otra, en absoluta sincronicidad y organización: núcleos perfectos, cantidad de agua perfecta, nubes perfectas, movimientos perfectos. La perfección absoluta en lo que aparentaba ser un caos.
Hay veces que en la vida nos ocurren ciertas situaciones que nos desordenan, que no llegamos a comprender y que nos parecen un caos. Sin embargo, si nos detenemos por un momento a observar, podremos ver que cada pieza, que cada actor, está en el lugar que corresponde en este escenario de la vida, aunque sea de color gris o parezca tormentoso, como en el cielo, como en las nubes.
Porque todo caos es perfecto.
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